Comayagua fue la capital de la provincia de Honduras durante la época colonial. Su arquitectura, llena de techos de teja e iglesias españolas, es reflejo de abolengo y tradición. La joya de sus edificaciones es la iglesia de La Inmaculada Concepción (conocida como “la catedral”), con sus retablos en baño de oro y uno de los relojes más antiguos de América, que data del año 1100.
La ciudad de Comayagua está ubicada en el borde noreste del Valle de Comayagua. Es la región plana más grande del centro de Honduras, con 390 km cuadrados, y está equidistante entre la costa norte y la sur. Dicho territorio, de abundantes recursos, fue habitado por pueblos precolombinos que se asentaron muchos siglos antes de la llegada de los españoles. Uno de esos pueblos fueron los lencas, quienes construyeron importantes ciudades que alcanzaron su cenit gracias al comercio, la agricultura y una estructura social bien jerarquizada.
Aunque no perdura en la historia la fecha exacta en que las primeras misiones exploratorias llegaron, sí sabemos que fue fundada en 1537 por el conquistador Alfonso de Cáceres como Santa María de la Nueva Valladolid. Pocas ciudades han visto azares de la historia como Comayagua, que fue devastada por varios terremotos, además de haber sido saqueada y quemada en reiteradas ocasiones. La Colonia, la Independencia, la anexión al Imperio Mexicano, la Federación y la República son sucesos históricos que acaecieron mientras esta ciudad fue la capital.
¿Por qué ir?
Comayagua se ha situado como uno de los destinos coloniales favoritos de los turistas. Su gastronomía, museos, lindas calles empedradas e iglesias centenarias, convierten a Comayagua en un destino para relajarse. Venga aquí en busca de quietud y serenidad. No toma más que recorrer el centro histórico, que está bien conservado, para enamorarse de la antigua capital de Honduras. Un creciente y nuevo movimiento cultural da valor agregado a la visita.
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